Hay personas que han pasado por todo: fisioterapia, infiltraciones, suplementos, dietas milagrosas. Unas semanas parece que mejoran… y después vuelven los dolores, la rigidez o la frustración.

No es que no hayan puesto esfuerzo. Es que, con frecuencia, su tratamiento fue parcial.

El cuerpo no se repara por piezas. 

La rodilla no es solo una rodilla; es parte de un sistema donde mecánica, inflamación, regeneración y movimiento interactúan como engranajes.

Cuando uno de esos ejes se descuida, la mejora se detiene.

El enfoque M.A.R.E. propone mirar las articulaciones desde cuatro pilares inseparables:

  1. Mecánica: cómo se distribuyen las fuerzas en el cuerpo.+
  2. Alimentación: qué nutrientes modulan la inflamación.
  3. Regeneración: cómo estimular los procesos de reparación tisular.
  4. Ejercicio: cómo reentrenar el movimiento y mantener la función.

¿Qué dice la evidencia científica sobre cada pilar y por qué combinarlos cambia la historia de quienes llevan años sin mejorar?

Mecánica: Aliviar la raíz del desequilibrio

Una articulación sobrecargada no puede curarse si cada paso vuelve a dañarla. 

Las rodillas con artrosis, por ejemplo, suelen recibir presiones desiguales al caminar. Esa asimetría fuerza los tejidos, genera inflamación crónica y perpetúa el dolor.

Un estudio realizado por Zhang y colaboradores (Shanghai University of Sport, 2017) analizó cómo caminan las personas con artrosis de rodilla. 

Midieron las presiones plantares en 46 mujeres —la mitad con artrosis y la otra mitad sin la enfermedad— mediante plantillas con sensores.

Los resultados fueron claros: quienes tenían artrosis presentaban mayor presión y fuerza en el mediopié y las cabezas metatarsales, además de un área de contacto aumentada. 

En otras palabras, su pie se comportaba de forma diferente, apoyando más en zonas que no estaban diseñadas para soportar tanta carga.

La conclusión de los investigadores fue simple y poderosa: la artrosis de rodilla se acompaña de alteraciones biomecánicas que pueden corregirse con plantillas personalizadas o calzado adecuado.

Cuando la mecánica mejora, la articulación recibe menos estrés, el dolor disminuye y la fisioterapia se vuelve más efectiva.

El error habitual es tratar la inflamación o el dolor sin mirar de dónde vienen las fuerzas que los generan. 

Las plantillas ayudan a mejorar la artrosis de rodilla

Por eso, la “M” de M.A.R.E. es siempre el punto de partida: sin equilibrio mecánico, todo lo demás es parche.

 

Alimentación: apagar la inflamación desde dentro

El segundo pilar aborda un enemigo invisible: la inflamación sistémica.

Aunque la artrosis se asocia al “desgaste”, hoy se sabe que es un proceso inflamatorio de bajo grado. La alimentación puede atenuarlo o empeorarlo.

Un meta-análisis publicado en 2023 por Deng y colegas de la Tongji Medical College (China) analizó los resultados de nueve ensayos clínicos aleatorizados con más de 2 000 pacientes que recibieron suplementos de omega-3 (EPA y DHA) frente a placebo o tratamiento convencional.

El hallazgo fue consistente: los pacientes que tomaban omega-3 reportaron menos dolor y mejor función articular, sin más efectos adversos que el grupo control.

Los autores destacaron además que los beneficios eran más notables en adultos menores de 65 años, posiblemente por una mejor respuesta metabólica.

Los omega-3, presentes en el pescado azul, las semillas de lino o las nueces, modulan la producción de mediadores inflamatorios (como las prostaglandinas) y favorecen un entorno bioquímico menos hostil para el cartílago.

El mensaje no es que los suplementos sean mágicos, sino que la alimentación actúa como una terapia silenciosa y constante.

Si el cuerpo recibe todos los días señales inflamatorias a través de los alimentos ultraprocesados o el exceso de azúcares, ningún tratamiento puede sostener la mejora.

La alimentación es un punto clave en el método MARE

Por eso, en el enfoque M.A.R.E., la “A” de Alimentación se considera el combustible del cambio: sin un entorno metabólico favorable, la articulación no tiene cómo repararse.

 

Regeneración: reparar en lugar de enmascarar

Durante años, las infiltraciones se asociaron a corticoides: alivio rápido, pero de corta duración y con riesgo de deteriorar el cartílago a largo plazo.

En la última década, sin embargo, la medicina regenerativa ha avanzado, especialmente con el uso de plasma rico en plaquetas (PRP).

El Instituto Ortopédico Rizzoli (Italia) publicó en 2020 una revisión sistemática y meta-análisis de 34 ensayos clínicos aleatorizados, comparando el PRP con otras terapias intraarticulares como ácido hialurónico o corticoides.

El estudio incluyó casi 3 000 rodillas tratadas y encontró que el PRP ofrecía mayor mejoría en dolor y función a los 6 y 12 meses, superando de forma consistente a las alternativas.

Los autores destacaron que los efectos eran moderados pero sostenidos, y que la calidad global de la evidencia aún debía mejorar —por la variedad de protocolos y concentraciones de plaquetas—, aunque la tendencia era clara: el PRP no solo calma, sino que estimula procesos de reparación tisular.

Para el paciente, esto significa que la regeneración no es inmediata, pero sí más duradera.

El alivio llega de forma progresiva, mientras el tejido recibe señales biológicas para reorganizarse.

Este tipo de intervención cobra sentido dentro de un programa integral, no como recurso aislado. Si el entorno mecánico o inflamatorio sigue alterado, incluso un PRP bien aplicado pierde parte de su potencia

El PRP es parte del metodo regenerativo integral MARE

En M.A.R.E., la “R” de Regeneración representa esa fase de reconstrucción activa: ayudar al cuerpo a recuperar lo que perdió, pero dentro de un sistema que lo acompañe.

Ejercicio: movimiento como medicina

Muchos pacientes asocian el dolor articular con la idea de “mejor no moverme”.

Sin embargo, los estudios coinciden: el ejercicio es la intervención más poderosa y segura para la artrosis.

Una revisión sistemática y metaanálisis en red (Beijing Sport University, 2023) comparó 39 ensayos clínicos con más de 2 600 participantes. Analizó distintos tipos de entrenamiento: acuático, fuerza, ciclismo, yoga y ejercicios tradicionales como el tai-chi.

Todos mejoraron el dolor, la rigidez y la calidad de vida, aunque cada uno destacó en aspectos diferentes:

  • Ciclismo estático: Mayor efecto sobre el dolor medido por la escala WOMAC.
  • Ejercicio acuático: Superior en la reducción del dolor agudo (escala VAS).
  • Yoga: Mejoró rigidez, función y bienestar general.
  • Entrenamiento de fuerza: Redujo síntomas y mejoró la capacidad funcional.

La conclusión de los autores fue contundente: no existe un único tipo de ejercicio ideal

Lo importante es moverse con regularidad, adaptando la intensidad y modalidad al estado de cada persona. Moverse es enseñar de nuevo al cuerpo que no todo movimiento duele.

 

El ejercicio es otro de los elementos del metodo mare

Desde la perspectiva M.A.R.E., el ejercicio cierra el círculo: sin movimiento, ninguna mejora se consolida. El ejercicio reactiva la lubricación articular, fortalece músculos estabilizadores y mejora la confianza del paciente.

Lo que dicen los datos, traducido al día a día

Si los números de los estudios previos se tradujeran a la vida real, el mensaje sería algo así:

  • Las plantillas personalizadas pueden reducir la sobrecarga hasta en un 15-20 % en el compartimento más afectado de la rodilla.
  • Los omega-3 ofrecen una disminución media del dolor de un 20-30 %, similar a la de fármacos antiinflamatorios, pero sin sus riesgos digestivos.
  • Las infiltraciones de PRP prolongan el alivio funcional hasta 12 meses, mientras que el ácido hialurónico suele perder efecto antes de los 6.
  • Los programas de ejercicio regulares mejoran la función articular entre un 30 y un 40 %, incluso en personas mayores de 70 años.

Sumar estos efectos no significa multiplicarlos, pero sí crear un entorno biológico favorable donde el cuerpo deja de luchar contra sí mismo.

Ahí es donde aparecen las mejoras duraderas.

 

¿Por qué se necesita de un tratamiento integral?

Los tratamientos parciales suelen fallar no porque sean ineficaces por sí mismos, sino porque se aplican en solitario.

Una infiltración puede reducir el dolor, pero si la mecánica sigue alterada, el alivio durará poco.

Una dieta antiinflamatoria mejora el entorno interno; sin embargo, si la rodilla no se entrena, el cartílago se sigue debilitando.

Y la fisioterapia, por más completa que sea, no puede competir contra un cuerpo que no duerme bien, come mal y vive inflamado.

El enfoque M.A.R.E. no es una fórmula cerrada, sino una guía para integrar lo que la ciencia ya ha demostrado de forma separada:

Mecánica: Optimizar el apoyo y la alineación.

Alimentación: Reducir la inflamación silenciosa.

Regeneración: Estimular los procesos naturales de reparación.

Ejercicio: Consolidar la función y evitar recaídas.

Cuando el paciente entiende esto, deja de “coleccionar tratamientos” y empieza a construir un proceso real de recuperación.

Uno de los grandes desafíos en los tratamientos articulares es mantener la constancia.

Cuando un paciente siente que “ya no mejora”, tiende a abandonar. 

Pero la artrosis y los problemas degenerativos son procesos de largo recorrido; requieren acompañamiento y ajustes periódicos.

Por eso el enfoque M.A.R.E. no se limita a la fase aguda. Se adapta.

Si el dolor reaparece, se revisa la mecánica.

Si hay fatiga o inflamación, se ajusta la alimentación.

Si el tejido necesita un estímulo, se programa regeneración.

Y siempre, se vuelve al ejercicio, aunque sea con pequeñas dosis.

Esta flexibilidad convierte el tratamiento en un proceso vivo, no en una secuencia de intervenciones aisladas.

La mayoría de las personas no mejora porque el tratamiento se queda corto, no porque su cuerpo sea incapaz.

La evidencia científica muestra que el potencial de recuperación existe incluso en etapas avanzadas, siempre que se aborden todos los frentes.

El enfoque M.A.R.E. recuerda algo esencial: el cuerpo no está roto; está descoordinado.

Recuperar la movilidad no es solo dejar de sentir dolor. Es volver a confiar en que cada paso, cada gesto, puede hacerse sin miedo.

Método integral MARE para artrosis de rodilla

Porque mejorar no significa hacer más, sino hacerlo completo.